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CAMPAÑA POLAR

Chinos buscan que el coronavirus no llegue a la Antártida

El programa polar chino ha suspendido los viajes de sus científicos a las bases polares antárticas para prevenir que una posible infección llegue al continente blanco. La noticia de este parón en las bases chinas llegó al Comité Polar Español a través del COMNAP, el organismo internacional que reúne a los administradores de los programas antárticos nacionales.

El buque oceanográfico español 'Hespérides' navega por el mar de Weddell. Foto: (Armada Española).
El buque oceanográfico español 'Hespérides' navega por el mar de Weddell. Foto: (Armada Española).

TIERRA DEL FUEGO.- El programa antártico chino, como medida preventiva, ha suspendido las operaciones científicas previstas en sus bases y también las visitas turísticas que reciben. No quieren trasiego de personas por sus instalaciones que puedan estar contagiadas sin saberlo y, por tanto, que se conviertan en un foco de infección en un lugar donde el espacio para la convivencia humana, por necesidad, es muy estrecho. La noticia de este parón en las bases chinas llegó al Comité Polar Español a través del COMNAP, el organismo internacional que reúne a los administradores de los programas antárticos nacionales.

Antonio Quesada, que además de científico es secretario técnico del Comité Polar Español, contó que “este año esta medida no nos afecta porque nadie español iba a ir a sus bases, como sí hacemos otros años, pero el caso da idea de cómo la Antártida aún estando lejos debe protegerse, y es una buena noticia que hayan tomado esa decisión”.

Las cuatro bases chinas cerradas hasta nueva orden (algunas ya están activas científicamente desde hace semanas) son la Great Wall (Gran Muralla), que está en la isla Rey Jorge y es la más cercana a las bases españolas, y la Zhongshan, el Taishan Summer Camp y la Kunlun, las tres en la Antártida Oriental.

Curiosamente, la Gran Muralla china, en la Antártida, es el segundo destino turístico más visitado de todo el continente. Se calcula que unos 20.000 turistas chinos pasaron por allí de visita en el verano austral del año pasado. De hecho, China es un país líder en cuanto a turistas antárticos en las últimas temporadas, así que la pregunta surge sola: ¿Qué pasará con ellos? ¿Podrán visitar otras zonas de la Antártida aún a riesgo de llevar algún caso sospechoso a bordo? "La realidad es que nadie puede ordenar que no se visite la Antártida, porque ese continente no es de nadie. Nosotros no dejamos nunca visitar nuestras bases, así que por ahí no tenemos nada que temer”, recordó Quesada.

Afortunadamente, es un continente despoblado (apenas viven allí unas 5.000 personas en verano y unas 1.000 en invierno) y, si bien el coronavirus ha pasado de un murciélago a un ciervo y de ahí a los humanos, según las primeras hipótesis, los que más tendrían que temer son los propios pasajeros de cruceros chinos, que son muy numerosos, dado que no es previsible que puedan contagiar a pingüinos (sobre todo si se cumple la norma de no acercarse a menos de 10 metros).

Desde el buque oceanográfico se moverán pasajeros y materiales de las bases al aeródromo de Rey Jorge, la misma isla donde está la base china Gran Muralla, o a Ushuaia (Argentina). También se sacarán las 10 toneladas de residuos que han generado unas obras en la base Gabriel de Castilla y los que se producen en el día a día de las tres instalaciones.

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