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Christian Bisso
Periodista

Director/Editor en www.costopolitico.com.ar


PANORAMA
Austeridad: El voto salesiano al que Melella se resiste con ahínco

04/02/2024. Mientras los gobernadores patagónicos tomaron medidas para frenar el gasto desmesurado del Estado, en Tierra del Fuego, el reelecto Gustavo Melella no dio ni una sola señal de austeridad. La sobriedad es, por ahora, palabra vacía.

Austeridad: El voto salesiano al que Melella se resiste con ahínco

Austeridad: cualidad de austero

Austero: sobrio, sencillo, sin ninguna clase de alardes.

(Diccionario de la Real Academia Española)

 

Claramente, el significado dado por la Real Academia Española de la Lengua no es el que se le atribuye al concepto de 'austeridad' en el Planeta Melella. Así, se entiende por austeridad a las políticas encaminadas a la reducción de los déficits públicos, bien recortando los gastos, bien incrementando los ingresos vía impuestos.

Y lo que queda claro, tras observar los pasos dados por Gustavo Melella durante estos últimos cuatro años es que de lo primero hay poco -o más bien nada- y de lo segundo, lamentablemente, hay bastante más.

En este contexto de crisis casi permanente, es necesario confrontar escenarios. Las familias fueguinas han sido las primeras en adaptar su nivel de gasto a su nivel de ingresos, cuando estos se han visto reducidos por motivo de la crisis. Cualquier economía familiar es consciente de que no puede gastar año tras año por encima de lo que ingresa.

Adicionalmente, cuando más suben los impuestos, más ajuste hacen las familias en sus gastos. La austeridad en el gasto para las familias no es una opción, sino una necesidad ante la reducción de los ingresos o el aumento de los impuestos. ¿Se observa el mismo curso de acción para Gustavo Melella y su gestión? La pregunta es retórica.

Melella habla permanentemente de rigor administrativo y criterioso uso de los recursos. Se jacta de ello. Rara austeridad la cultivada por el mandatario fueguino, un gobernante que al menos por ahora hace gala de un discurso que difiere ampliamente de sus prácticas, con escasa vocación de obliterar ciertos usos y costumbres de la política fueguina.

Comparaciones odiosas

En Santa Cruz, ni bien asumido, Claudio Vidal anunció que se venían recortes. El flamante gobernador, un peronista disidente que llegaba del ámbito sindical petrolero, dejó en claro que la austeridad iba a ser eje central de la política provincial.

Entre las muchas medidas que formalizó ni bien arrancó, la que más ruido hizo en todo el país tuvo que ver con pasar a remate una importante flota de vehículos a disposición de los funcionarios. En total, el 80 % de un parque automotor de más de 300 autos, camionetas 4x4 importadas y utilitarios, serán rematados.

El espectáculo era casi obsceno. Los vehículos, en muchos casos casi cero kilómetro, estaban a disposición de los funcionarios y se investiga si, además, había choferes designados para los traslados, algo que aún no fue confirmado.

“Tomamos la decisión de ajustar en la política y poner lo recaudado al servicio de la educación: reparación de escuelas y construcción de nuevas instalaciones educativas”, aseguró Vidal al momento del anuncio.

Un poco más arriba, en Chubut, el gobernador Ignacio 'Nacho' Torres también ponía sobre la mesa a la hora de arrancar la gestión, un paquete de medidas urgentes con el fin de estabilizar la maltrecha economía provincial tras la pésima gestión de Mariano Arcioni.

Torres, uno de los pocos Sub-40 de la política argentina con cargo preponderante, anunció a poco de asumir que se reducía la pauta publicitaria oficial y que iba a donar su sueldo como gobernador por un año para que ese dinero, sumado al alquiler que deberán pagar los diputados provinciales por las viviendas, se destine a cooperadoras escolares.

“No es saña contra la Legislatura, son gestos de austeridad. Los diputados deberán decidir todos los meses a qué cooperadora escolar va a ir ese dinero”, aclaraba y confirmaba, además, el envío de un proyecto de ley para reducir el número de miembros del Superior Tribunal de Justicia, las máximas autoridades del Poder Judicial del Chubut.

En Neuquén pasó algo parecido. Rolando Figueroa ganó las elecciones anticipando un fuerte ajuste del Estado y la optimización de los recursos. En su discurso de inicio de mandato, formuló anuncios muchos de los cuales, ejecutó algunas horas más tarde.

Impulsó en la Legislatura la eliminación de las jubilaciones provinciales de privilegio y determinó la reducción de un 50 % de los cargos políticos, sumarió a una importante cantidad de 'ñoquis', que efectivamente se comprobó que cobraban un salario y no iban a trabajar y determinó dar de baja el alquiler de autos y camionetas para funcionarios.

Prometió revisar los pases a planta permanente del último año y eliminó a los intermediarios de planes sociales porque habían descubierto que al menos 700 empleados estatales cobraban, además de su sueldo, un plan social.

Figueroa llevó a cabo durante los primeros días de enero, un relevamiento de planes sociales en la capital neuquina. El 42 % de los beneficiarios no asistió al reempadronamiento. No se sabe en qué condición se encuentran actualmente, pero el mandatario anunció que, por no acudir al llamado oficial, iban a ser dados de baja de forma inmediata de cualquier beneficio provincial.

Alberto Weretilneck asumió su tercer período al frente de la provincia de Río Negro. En sintonía con sus pares patagónicos, también mostró austeridad. Tanto que les ordenó a sus funcionarios que resignen el cobro del aguinaldo de diciembre. La misma medida replicó en la Legislatura su vice, Pedro Pesatti.

Asimismo, el mandatario ratificó que la provincia cuenta con suficientes empleados públicos y que, por tal motivo, se congelaba el ingreso de personal toda vez que anticipó la implementación de un sistema de evaluación de calidad para los trabajadores estatales.

La contracara

A diferencia de sus pares, Gustavo Melella renovó mandato. Es el único gobernador patagónico que sigue en su cargo. Eso podría considerarse un atenuante a la hora de revisar si el mandatario fueguino determinó alguna medida de austeridad, porque cualquier decisión dejaría en evidencia que ese tipo de medidas podrían haberse aplicado mucho tiempo antes. Sería, casi, autoincriminatorio.

Por eso, nada. No hubo ni una sola señal hacia la sociedad que demuestre un verdadero interés en poner en práctica decisiones que, ante la crisis inminente, sirvan para capear el temporal que se avecina para la provincia.

Es que si uno revisa el Boletín Oficial se observa, en las últimas semanas, un festival de designaciones de funcionarios, rellenando casilleros que ya existían y completando nuevos espacios, con una estructura que incluso creó cargos para sostener a exlegisladores provinciales, aun cuando la propia Carta Magna los inhabilitaba para tales fines.

Ni qué hablar de las adscripciones. Organismos como la Obra Social del Estado Fueguino -solo por citar una dependencia en estado calamitoso- destinan más de 50 millones de pesos por mes para sostener salarios de empleados que ya no cumplen tareas en las oficinas de ese maltrecho ente estatal. Todo con la anuencia del Ejecutivo que mira para otro lado.

Como si esto fuera poco, Melella modificó mediante el Decreto 3117/23 del 15 de diciembre del año pasado -último día de su primera gestión- el tope salarial de su gabinete, lo que provocó una fuerte suba los ingresos de sus colaboradores. Solo a modo de ejemplo, un subsecretario provincial percibirá cerca de $ 1.500.000 por mes. De ahí para arriba y la escalera es bien alta: secretarios, ministros y un largo etcétera que demandarán una suma exorbitante en momentos de crisis.

Eso sí, fuel a su estilo, Melella ya les avisó a los gremios que va a haber aumento salarial, pero que ni sueñen con que esa mejora le pise los talones a la inflación. De esa forma, por mejor incremento que se otorgue, un funcionario percibirá un ingreso mensual varias veces superior al de un trabajador con amplia experiencia en la labor estatal. Entonces, las distancias entre unos y otros seguirán agigantándose.

Para el año en curso, el Gobierno podrá disponer la emisión de Letras del Tesoro por 14 mil millones de pesos. Ese monto se suma a los casi 6.600 millones de pesos en obligaciones financieras que se colocaron a fines de 2023, pero con vencimiento en 2024. La decisión criticada por los escasos sectores opositores a la gestión de Melella, fue vista como un recurso más a disposición del derroche de una gestión que se niega a la austeridad.

Incluso en la última sesión de la Legislatura provincial, fracasó el intento del Ejecutivo de afectar recursos coparticipables a financiar el subsidio al gas envasado. Mismo subsidio que por estos días, el ministro de Economía, Francisco Devita, aseguró que buscan 'transparentar'. ¿Sabrá el funcionario que ese subsidio es entregado por el mismo gobierno hace 4 años? ¿Qué tarea se busca hacer por estos días para mostrar eficiencia en el gasto, que no se hizo en los últimos 4 años con Melella a cargo del Gobierno provincial?

Cuando Gustavo Melella abrazó la vida salesiana hizo votos canónicos, con los que los religiosos pretenden acceder por una vía espiritual a la salvación a través de la renuncia de placeres terrenales. Uno de esos votos fue la austeridad.

 

Es muy probable que para su vida cotidiana el gobernador cumpla a rajatabla esos votos. Lo que queda claro es que, para su labor como regente del destino de más de 200 mil habitantes, la austeridad al menos por ahora, es un voto -a estas alturas también un poderoso alegato- al que se niega con llamativo empeño.