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Sergio Osiroff
Ingeniero Pesquero

Ingeniero pesquero - Docente de la UTN Facultad Regional TdF - Marino Mercante


Imberbes para siempre (II)

24/01/2021. Opinión

Imberbes para siempre (II)

Orden de desalojo

La cosa sucede en un ámbito contenedor, seguramente el más amistoso y cálido que pueda tener un humano en toda su vida. Un mundo irrepetible en su historia como persona. Abdomen en cuya calidez se entreteje un futuro que es único e irrepetible. Germen de alegrías, dolores, besos, iras, frustraciones, éxitos, esfuerzos, lealtades, traiciones, amor. Finalmente muerte. Todo el abanico de circunstancias, expectativas, realidades y sueños de una persona se forjan allí, en ese universo acuoso y tibio que, aunque no otorgue memoria, abraza y acoge incluso antes de entender nada, porque se trata de uno de los escasos momentos de la vida en que no hay nada para entender, sino para sentir. Ya habrá tiempo para la razón, pero allí, la ternura y la calidez se explican por sí mismas.

Hasta que llega el momento.

Entonces, algo se introduce en ese hogar.

Los gritos del silencio

Si las células invasoras no han sido disueltas química e inmediatamente, por efecto oportuno de la pastilla filantrópica para la reducción del hambre...

Gritará el niño que no será, mientras es despedazado por instrumentos quirúrgicos. Gritará entre ahogos, en gritos que nadie escuchará, al tiempo que se le arranca una pierna, luego la otra.

Coffe-break: declaración jurada

Por la presente, quien suscribe reafirma que se limita a transcribir un mensaje que ha recibido del extranjero, con el cual además no concuerda en ninguno de sus términos.

Por otra parte, manifiesta que no pone en duda lo señalado recientemente por la BBC, institución de credibilidad insospechable, en cuanto a que los Reales Colegios Médicos de su Majestad siguen sin encontrar evidencia alguna de dolor hasta las veinticuatro semanas.

Sigue la novela... El horror no tiene quien lo escuche

Lo único que habrá entendido, en su breve existencia, es el dolor físico, que tampoco requiere de explicación. Los dolores se multiplicarán infinitos pero el desangre aún no será suficiente para arrancarle lo que le quede de vida. Es decir, lo que le reste por padecer. Todavía latirá su corazón mientras su cráneo inconcluso pero doliente sea profesionalmente destrozado. Y hasta que no deje de latir ese corazón, todas y cada una de las ramificaciones nerviosas transmitirán dolores inauditos, en el horror que ha irrumpido repentinamente en ese líquido y tibio mundo, que fue materno pero se niega a seguir siéndolo. Dolores para los que no habrá droga ni morfina ni pastillas ni placebos siquiera que atenúen, no ya por compasión sino siquiera por buen gusto, un solo sufrimiento mientras se desvirgan, desgarran y aspiran las vísceras.

Multiprocesadora

El destrozo (y aspiración) de quien ha sido condenado a no nacer, es lo suficientemente patético como para que, aún en el hipotético caso de no mediar dolor, sea difícil de no ser visto sino como parte de una acción impiadosa. Impiedad buscada y deseada por la ideología del hedonismo, que ha extraído de éste todo encanto y hasta limitado su marco de juego riesgoso, para transformarlo en una de las banderas con que la izquierda cumple el rol distractivo que le ha sido delegado por el nuevo capitalismo.

Un ser humano no habrá visto la luz del mundo, pero al menos habrá sido sometido al suplicio hasta llevarlo a dar su último suspiro acuoso. Luego, la bolsa de residuos patológicos”.

Por algo será

Quedé perplejo y entendí mucho mejor que antes lo que le ocurría a mi conocido. El debía emigrar, frente al riesgo de tener que deconstruirse en algún centro estructuralista de rehabilitación social. Fui rápidamente al final del mensaje y confirmé mi presunción. Me preguntaba por la situación en nuestro país, ya que evaluaba la posibilidad de venirse a probar suerte.

M’hijo el dotor

Por empezar, le dije que podía venir tranquilo. Por dos motivos. Primero, porque a pesar de darle al teclado, mi conocido es un buen soldador, de modo que en un país de doctores, no le va a faltar laburo. Aunque haya quien crea que le sobran bocas, a este país, en realidad, le faltan manos. 

Aristocracia con olor a soros

Admitiéndole que hay un grupete nacional equivalente al de “Soros por el Cambio” de su país, es decir una derechita que ni fu ni fa, le expliqué que es imposible que exista una versión local del “Frente de Soros”. Enfatizándole, por si fuera poco, que la izquierda argentina no padeció jamás la enfermedad infantil del izquierdismo.

Segundo y principal: hay cosas que no se hacen

Dicho esto, le dije que el grueso de la población y clase política argentinas adhieren emocional y racionalmente al legado del justicialismo. Movimiento que solo nosotros entendemos. Y del que no nos importa demasiado si los demás no lo entienden. Allá ellos.

Para convencerlo, recurrí a expresiones explícitas del propio Movimiento Nacional Justicialista. Entre ellas, las palabras de Eva Perón: Compañeras: el aborto es un capricho gorila y burgués.. compañeras, cada aborto que ustedes permiten es un servicio a los poderes coloniales…”.

O el libro La Nación Argentina – Libre, Justa, Soberana – 1950: "El aborto criminal constituye una práctica amoral y delictuosa".

Le expliqué además que uno puede aggiornarse con el tiempo, adaptándose a las realidades dinámicas del mundo, pero que en el tema de marras, es inconcebible que la Argentina se vaya a apartar un ápice. El propio creador del Movimiento lo reafirmó en 1974. En contraposición con las presiones deliberadas de un tal Kissinger, gurú norteamericano que se encontraba, ya entonces, en progresiva comunión con una izquierda que empezaba a dudar y a buscar buenas causas. También mecenas.

Con este tema, para resumir, no hay dobleces. Falta gente acá, y sería de desleales apartarse de una bandera innegociable del propio movimiento mayoritario.

Por si fuera poco, y a pesar de saberlo un ateo convencido, aunque no cultor del escepticismo, le dije que Dios no será argentino, pero el Papa si: “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.

Vamos ganando

Con todo ello, creo que el tipo se viene. Posta. Un laburante que sabe distinguir una fresadora de un martillo. Un fratacho de una moladora. Gana el país, sin duda. Y que publique en su blog todo lo que quiera. Acá no le va a pasar nada ni nadie lo descalificará, ni será denunciado ante inquisición alguna, ni nada por el estilo.

Lealtades

Ante la renovación de sus dudas, le volví a dar la seguridad de que aquí no viviría nada semejante con lo que denuncia y sufre en sus propios pagos. La nuestra es la única tierra donde, un día al año, es dedicado a la “lealtad”. Y la lealtad, la verdadera lealtad, esa misma que respetan hasta los opositores al “Día de la Lealtad”, es decir aquella que cuando se vulnera no tiene camino de vuelta, es hacia los de abajo y los subordinados. O los débiles y los que no tienen voz. En suma, se le puede “fallar” al de arriba, que al fin de cuentas tendrá sus armas para tomar medidas. O al par, que dejará en todo caso de confiar en el falluto. Pero de esas lealtades se puede volver. “Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres”.

De donde no se vuelve en ese Movimiento, tal como seguí explicándole, es de la deslealtad hacia los mandatos vinculados al derecho a venir al mundo, porque en esa falta de lealtad hay algo más que el desprecio por las palabras explícitas de los referentes de aquel ideario político: hay una deslealtad hacia el más débil. Un vulgar desprecio hacia el que no tiene voz. La clase de deslealtad que no toleraba el jefe del Movimiento.

ADN

En fin. El culto a esa palabra, “lealtad”, sí que no da lugar a una conmemoración burocrática. La nuestra habrá sido tierra de conflictos y de problemas, llena de defectos, pero no ha sido de festejar buches ni desleales. Si el puritanismo quiere hacer pie acá, se le puede hacer cuesta arriba. Golpee la puerta de entrada desde la ideología que sea.

 Acá la lealtad y la palabra todavía identifican a las personas, como si fueran un carnet de identidad.

Mi amigo se viene; seguro que lo hace. Lo bien que hará. No lo vamos a defraudar.