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Sergio Osiroff
Ingeniero Pesquero

Ingeniero pesquero - Docente de la UTN Facultad Regional TdF - Marino Mercante


PESCA FUEGUINA
Recapitulación y final

30/05/2021. 3er acto:

Recapitulación y final

Basta de rodeos

No vamos a redactar esta última nota con el estilo de las anteriores. Vamos a bosquejar un recuento de algunos de los aspectos mencionados de la pesquería fueguina, y que cada uno interprete lo que quiera.

Especialistas en buenas intenciones

Pero eso si: cortémosla con mirar para otro lado. Terminemos con eso de titular como “pesca industrial” a la pesca menos industriosa de la Argentina, mientras no hay gobierno provincial que no se llene la boca del interés por la pesca artesanal, los pequeños productores, o los emprendimientos o supuestas investigaciones para cambiar “matrices productivas” pesqueras. Puro verso para esquivarle al tema de fondo: Tierra del Fuego tiene el modelo de explotación pesquera más extranjerizante y menos creador de puestos de empleo de todo el país. En el campeonato por no agregarle valor a los desembarcos pesqueros, le ganamos por goleada a todas las provincias con litoral marítimo. Nos importan los puestos de trabajo en el extranjero, no los de acá. Y por las dudas, a los artesanales y verdaderos emprendedores pesqueros, que son los que más empleo local generan, los martirizamos a fuerza de burocracia, palos en la rueda y trabas de todo tipo, mientras los usamos publicitariamente para demostrar nuestras buenas intenciones a través de planes, proyectos y, en general, grandilocuentes iniciativas en las que, quienes no saben lo que es mojarse el traste, le enseñan lo que deben hacer a los que se lo mojan para poder vivir.

Debiéramos plantearnos, acaso, si quienes arrojamos consideraciones al aire de los proyectos pesqueros, normalmente desde poltronas académicas o políticas, servimos siquiera para construir un muelle como la gente para las embarcaciones artesanales. O al menos para considerar las mareas y las alturas respecto a sus cubiertas de labor, o para prever zonas de aguas tranquilas, varaderos, etc. Pero no importa, porque lo trascendente pasa por la foto de las inauguraciones. Total, después son ellos, los pescadores, los que se las tienen que arreglar. Y decir que les gusta, además. En el entretanto, los buques congeladores amarran en Ushuaia para transferir sus capturas, directamente, a los containeros, de modo que el producto de góndola tenga sello y manos de otro lugar. Provincia generosa con los de afuera, si las hay.

No pregunto cuántos son, sino que vayan saliendo

Si alguien tiene datos que refuten lo afirmado, o se ofende por lo expresado (los funcionarios de ayer, de hoy y de siempre suelen ser gente que se ofende fácil), acá estamos. Los esperamos. No para recibir sus opiniones, que no nos interesa en lo más mínimo, sino para escuchar sus argumentos,  datos en mano. Que opinar, opina cualquier chabón con pretensiones. Tanto como que cualquiera es funcionario de cualquier ramo en esta provincia.

Inventario: lo malo, si breve, menos malo

Justamente se trata de que las cosas se dieron al revés: lo malo, si persistente, mejor.

Vamos al recuento:

A.    Paralelamente a la provincialización de Tierra del Fuego, irrumpen empresas de pesca extranjeras (con buques de bandera argentina), que hacen de Ushuaia uno de los cuatro principales puertos pesqueros nacionales.

B.    Las empresas desembarcan sus capturas en Ushuaia, pero mayormente no agregan valor en tierra, con lo cual no generan empleo en la provincia. Los desembarcos son para su transformación fabril en el extranjero.

C.    La Ley de Pesca N° 24922 establece, como “herramienta” de gestión pesquera, la instauración de “cuotas” sobre cada especie. “Cuotificar” es virtualmente dar en propiedad, a cada empresa, un porcentaje de la captura permisible de la especie. Constituye una suerte de “privatización” de los recursos, sobre la que no vamos a entrar a ponderar ventajas ni desventajas. Ya existía como HERRAMIENTA de gestión en otros lugares del mundo. En algunos con éxito, en otros no tanto, pero insistimos en que se trata de una “herramienta” de gestión.

D.    La misma ley, impone prioridades para otorgar las cuotas a las empresas (es decir, para distribuir los recursos entre los privados). El primer ítem (art. 27) es, textualmente,  “cantidad de mano de obra nacional ocupada”. El segundo: “Inversiones efectivamente realizadas en el país”.

Houston, we have a problem

Y acá viene el asunto: ¿qué hacemos cuando los buques vivieron desembarcando capturas en Ushuaia, pero no para procesar en tierra siquiera un porcentaje mínimo, sino para exportar para su elaboración final en otros países?

La imaginación al poder

Aquí es donde hace su presentación esa inocente acta del Consejo Federal Pesquero, N° 48/07, con la que venimos insistiendo hasta el cansancio. ¿Le extractamos lo principal, así la entendemos mejor?: “A fin de ponderar la mano de obra ocupada … respecto de cada buque, los datos de cada uno de ellos se han establecido en forma proporcional a sus capturas”.

¡Ah, bueno!  O sea que si no se generó un solo empleo en tierra, ¡no hay problema! Le damos rienda suelta a la imaginación y damos por hecho que, con lo que capturó cada buque, hubo necesariamente un montón de empleados y de inversiones. En buen romance,  con los recursos de todos los argentinos, el CFP avaló ensoñaciones de puestos de empleo que no fueron ni son. Ni serán. Pero sirven a la hora material de privatizar los recursos. ¿Cómo suponer que los sueños puedan carecer de influencia operatoria sobre la realidad? Especialmente cuando esa realidad involucra el beneficio concreto de algunos.

¿Quién dijo que todo está perdido?

Los fueguinos vienen a ofrecer el cupo de los demás

Lo curioso, y de allí el subtítulo, es que la “cuotificación” empezó por las tres especies que caracterizaban los desembarcos pesqueros fueguinos (respecto a los del resto del país): merluza de cola, polaca y merluza negra.

Y si se presta atención a los participantes de tan importante reunión (la del acta con que se viene agotando al lector) … se encontrará con dos fueguinos con voz y voto. Se ve que pensaban fuerte en el agregado de valor pesquero en Tierra del Fuego.

Por lo pronto, el suscripto hace años tomó la precaución de descargar la bella e industriosa acta. No fuera cosa que los archivos viejos tuvieran destino de incinerador informático, dentro de la nube de Internet.

El que se va sin que lo echen, no vuelve ni aunque lo llamen

Damos la palabra de que no habrá más números en lo que resta de la nota. Pero a modo de ilustración y frente a la complejidad del tema, vamos a verificar los datos de desembarco, en Ushuaia, de una de las especies en cuestión: la polaca (aunque nuestra cultura sugiera que el pez típico de Tierra del Fuego es la trucha, existen indicios de que tal vez no sea así).

Desembarcos de polaca en Ushuaia (datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca Nación):

Año 1993: 122772 toneladas (máximo histórico)

Año 2011: 3164 toneladas (2,5 % del máximo histórico)

Año 2020: 9737 toneladas (8%)

Hablando en criollo podemos decir que, actualmente, se desembarca apenas un 8 % de la época en que, según el CFP, las capturas eran síntoma inequívoco de mano de obra ocupada. Se requiere la presencia de un dador voluntario de biología o ingeniería pesquera, a efectos de dilucidar a qué puede deberse la fenomenal merma de desembarcos de polaca. Tal vez haya buscado paraísos ictícolas (¿Bahamas?, ¿Islas Caimán? ¿Aruba?), o no hayamos hecho lo suficiente para persuadirla de que se quede con nosotros, vaya uno a saber.

O tal vez haya quedado atrapada en monstruosas viradas de red, con destino a su adecuación, a bordo, como materia prima para su inmediata exportación.

¿Crisis? ¿Cuál crisis?

Cualquiera que, quince años atrás, prestara atención a la cantidad de pesqueros que operaban desde Ushuaia, podría hacer comparaciones con los que puede contabilizar, hoy día, a simple vista. La merma no es solo de polaca (u otras especies). No; la disminución empieza por el número de buques de pesca. ¿Por qué? Sencillo: la torta disminuyó, y la cuotificación premió a los que la habían achicado. En buen romance: para Tierra del Fuego, cuotificar significó asegurar buenas porciones, para los mismos que habían achicado la torta.

Y si la torta es chica, ¿para qué seguir teniendo muchos pesqueros? Recibida mi porción, me quedo con lo poco que requiero para hacerme con ella. No se necesita de un sesudo análisis para comprender la cuestión.

No hubo crisis pesquera en Tierra del Fuego. Ni la hay. El modelo funcionó a la perfección: se extrajo todo lo que se pudo, para exportar como materia prima semielaborada, a terminar como productos de góndola en el extranjero. Finalmente, cuando quedó poco, la ecuación económica (pariente cercana de la seguridad jurídica, cuando se trata de privilegiar intereses particulares sobre los colectivos) hizo lo suyo: ese poco que quedaba, había que repartirlo entre los mismos que le habían dado la biaba. Le pusimos por título “cuotificación”. Y por las dudas le agregamos esa belleza de acta, la 48/07, de la que ya no vale la pena hablar más.  

No hay crisis pesquera, ni la hubo.

Ni la habrá

No habrá crisis pesquera, porque las cuotas seguirán su curso a la hora de renovarse, cuando llegue el cumpleaños de quince. La fiesta está asegurada. Hasta hay animadores que se mantienen en el estrellato con el tiempo. Gente con aires de funcionarios sempiternos, en este caso al abrigo de cualquier aire de renovación del modelo pesquero fueguino.

Cosa de evitarle a Tierra del Fuego las crisis de trabajadores de la pesca, tan propias de lugares como el puerto de Mar del Plata,  o Madryn. Hasta Deseado o Rawson.

Porque si algo no habrá, son trabajadores pesqueros. Es la manera que Tierra del Fuego encontró para reducir la conflictividad laboral pesquera. Modelo pesquero al que, como las personas le sobran, no tiene conflictos.

Felicitaciones. Es como terminar con la inflación eliminando gente y futuras bocas. Humanismo en estado de posmodernidad. 

Tal vez no hayamos hecho demasiado para merecer un destino mejor.