El viernes 6 se documentó la situación en un juzgado de Buenos Aires y ahora un magistrado deberá determinar si se le dará lugar al recurso presentado por la compañía.
En esta semana un directivo de Buenos Aires llegó a Trelew y se reunió en la empresa con delegados de los trabajadores para anoticiar sobre el estado de situación que atraviesa la empresa en todo el país. Se trata de Víctor Curci, Gerente de Recursos Humanos de la firma.
Hoy en el sector reina la incertidumbre sobre lo que ocurrirá a futuro con los trabajadores, teniendo en cuenta en noviembre pasado, sólo 5 meses atrás cerró la hilandería de Sedamil, dejando en la calle a 107 familias.
El proceso de concurso de acreedores podría llevar varias meses, incluso años, según se desprende de la ley. Ello tendría dos consecuencias: una negociación con los acreedores con una quita importante para salvar financieramente a la empresa, o la quiebra y cierre definitivo.
En caso de que la Justicia decida habilitar el concurso, se deberá producir un llamado por parte del juez a los acreedores para que se presenten ante la Justicia a través de la figura del síndico. Allí se determina dentro de la negociación lo que corresponde a cada uno y se deberá resolver si corresponde.
Una vez hecho el relevamiento e identificados todos los acreedores, se procede a una propuesta económica por parte de la empresa. Y si no obtiene la conformidad por parte de los interesados o no cumple con los pagos, se decreta la quiebra.
De acuerdo al articulado de la Ley de Concurso y Quiebras, bajo el argumento del llamado a concurso no se puede alegar que se dejará de pagar salarios o premios a los empleados. Tampoco se podría dejar de cumplir con el Convenio Colectivo de Trabajo, ni privar de estos beneficios al personal que se incorpore a futuro, ya que debe predominar la doctrina del trato igualitario.
Aún así, existen algunos grises dentro de la normativa, donde la empresa podría llegar a suspender durante el proceso algunas de las atribuciones que le corresponde a los trabajadores