RIO GRANDE.- El Comedor de María, pilar fundamental en la comunidad de Río Grande, celebró, este fin de semana, sus 18 años de existencia en un evento que reunió a las familias que regularmente asisten al lugar. María González, fundadora y titular del comedor, compartió su profunda emoción y agradecimiento, destacando el rol crucial de quienes colaboran para mantener viva esta obra solidaria. "Soy el nexo, porque sin la ayuda de las otras personas no sería posible", afirmó González, subrayando que la Municipalidad, el gobierno provincial, diversos negocios y empresas particulares, así como numerosas personas, aportan su "granito de arena" para hacer posible la labor diaria.
El festejo de aniversario fue un verdadero agasajo para los asistentes, con sorteos de juguetes y otros artículos que, según María, "les gustan muchísimo a los chicos". Más allá de la entrega de alimentos, el comedor se ha convertido en un espacio de contención y comunidad. "Acá es como si fuéramos toda una gran familia. Ellos se sienten muy contenidos acá porque, es como vos decís, no solamente es la comida, sino todo lo que hay detrás", explicó González. El comedor también brinda un apoyo integral a las familias, buscando profesionales adecuados para asesorar y ayudar a quienes enfrentan diversas problemáticas personales, lo que lo convierte en un verdadero hogar para muchos.
María recordó que el comedor nació hace 18 años, no en su ubicación actual, sino en el barrio Los Fueguinos, cuando la zona apenas comenzaba a regularizarse. En sus inicios, fue el único comedor de la zona y, aunque nunca pensó en abrir uno formalmente, la gente comenzó a referirse a su casa como "el comedor de María" por la comida que preparaba para algunas familias cercanas. Desde entonces, no ha parado, a pesar de los desafíos de salud que en ocasiones la han impulsado a considerar dejar la actividad. Sin embargo, un "mimo" de los niños o la llegada de nuevas donaciones la mantienen activa, consciente de la constante necesidad que busca calmar.
La fundadora del comedor resaltó la transparencia en el manejo de las donaciones, invitando a los colaboradores a ver cómo su aporte se transforma en ayuda directa. "Hay de todo para comer para la familia", expresó con alegría. A pesar del cansancio y los problemas de salud que enfrenta, María González afirmó que, mientras pueda, seguirá adelante. En la actualidad cuenta con el apoyo de un equipo de tres colaboradoras –Cecilia, Natalia y Marcela– quienes se turnarán para ayudarla y permitirle descansar y seguir sus tratamientos, siempre bajo su supervisión.
Para María, la felicidad de estos 18 años se resume en la compañía de las familias que la han acompañado desde el inicio, quienes se sienten como parte de su propia familia y colaboran activamente cuando se necesita algo. "Es imposible por ahí dejarlo", concluyó emocionada, reafirmando el profundo lazo que une al comedor con la comunidad.