Un estudio reciente ha encontrado una posible asociación entre el uso de medicamentos para la disfunción eréctil, como Viagra o Cialis, y un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
El estudio, que se realizó con una población de casi 270 mil hombres de entre 50 y 70 años, encontró que aquellos que tomaban estos medicamentos tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar Alzheimer durante un período de seguimiento de cinco años.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que este estudio no prueba una relación causal. Es decir, no se puede afirmar que el uso de estos medicamentos sea la causa de la reducción del riesgo de Alzheimer.
Otros estudios han encontrado resultados contradictorios, pues otro, presentado por Brain Communications no encontró evidencia de que el sildenafil (el principio activo del Viagra) tenga efectos contra el Alzheimer en cultivos celulares.
Los expertos aún no saben exactamente por qué podría existir una asociación entre el uso de estos medicamentos y el riesgo de Alzheimer. Algunas posibles explicaciones incluyen:
Mejora del flujo sanguíneo cerebral. Los medicamentos para la disfunción eréctil pueden mejorar el flujo sanguíneo al cerebro, lo que podría tener un efecto protector contra el Alzheimer.
Reducción de la inflamación. La inflamación crónica se ha relacionado con el desarrollo de Alzheimer. Los medicamentos para la disfunción eréctil podrían tener propiedades antiinflamatorias.
Mejora de la función cognitiva. Algunos estudios han demostrado que los medicamentos para la disfunción eréctil pueden mejorar la función cognitiva en personas con Alzheimer leve.
Se necesitan más investigaciones para confirmar la relación entre el uso de estos medicamentos y el riesgo de Alzheimer.
Mientras tanto, es importante hablar con su médico antes de tomar cualquier medicamento para la disfunción eréctil, especialmente si tiene antecedentes familiares de Alzheimer.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer, una forma de demencia, se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria, el pensamiento y las capacidades conductuales. Su avance es lento pero implacable, deteriorando gradualmente las funciones cognitivas hasta interferir con las actividades básicas del día a día.
