Así lo confirmaron altas fuentes del Ministerio de Defensa, que confían en que el emblemático rompehielos ingresó ya en la última etapa del proceso de recuperación. Sólo esperan que se den las condiciones para someterlo a las pruebas de agua y, más tarde, a las pruebas de hielo.
Los US$ 284 millones invertidos hasta ahora se discriminan así: US$ 147 millones en la restauración específica del buque -US$ 143 millones durante el gobierno kirchnerista y otros US$ 4 millones en la actual gestión macrista- y US$ 137 millones por el alquiler de los buques polares Vasily Golovnin (ruso) y Timca (holandés), que reemplazaron al Irizar en las sucesivas campañas anuales de abastecimiento de las bases antárticas. A ello habrá que sumar a fin de año otros US$ 17 millones para alquilar barcos apropiados para la campaña 2016/2017.
Sudáfrica, en tanto, hizo lo que la Argentina no pudo. En noviembre de 2009, encargó a un astillero finlandés la construcción del rompehielos Agulhas II. Costó US$ 146 millones y en abril de 2012 ya estaba listo para navegar.
Ese nuevo arrendamiento llevará el importe final de gastos a US$ 301 millones, pero la suma de inconvenientes no se detiene. En los primeros meses de este año, el rompehielos Irizar debía ser sometido a las pruebas de agua, pero no fue posible. Se advirtió que el barco no podía ser sacado de los astilleros del complejo Tandanor porque es imperioso realizar obras de dragado para que pueda desplazarse sin correr riesgos. Esa obra es responsabilidad de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, que depende del Ministerio de Transporte, y requerirá una inversión adicional de $ 20 millones.
Ceballos confirmó que para la próxima campaña antártica el país deberá recurrir a otros barcos. "Todavía no resolvimos si vamos a alquilar o a comprar un buque polar. Pero en cualquiera de los dos casos el presupuesto no superará los US$ 17 millones", afirmó el funcionario. Los buques polares son barcos con el casco reforzado, lo que les permite navegar en zonas de hielo. Pero no pueden cumplir la función específica de un rompehielos, que es lograr abrir el paso entre los témpanos, en medio de temperaturas bajas y en condiciones rigurosas.
Así lo reveló el actual ministro de Defensa, Julio Martínez, cuando era diputado nacional, en un pedido de informes presentado hace dos años a la gestión del kirchnerista Agustín Rossi. "Un rompehielos usado de un tipo similar al Irizar, como el Admiral Makarov, de 1975, se ofrece en el mercado en US$ 19 millones", advertía el legislador radical.