USHUAIA.- El Gobierno de Javier Milei avanza decididamente en la concreción de un proyecto de infraestructura energética de gran envergadura: la línea de interconexión eléctrica de 500 kV entre Santa Cruz y Tierra del Fuego. Esta obra, largamente esperada, conectará por primera vez en la historia a la provincia más austral de Argentina con el Sistema Argentino de Interconexión (SADI).
El anuncio fue realizado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien informó que el ministro de Economía, Luis Caputo, firmará la resolución que declara a esta y otras 16 obras como prioritarias para el país. La inversión total de este ambicioso plan supera los USD 6.600 millones y se financiará a través de un innovador esquema de concesión privada, lo que significa que no tendrá costo directo para el Estado.
A diferencia de gestiones anteriores, que a menudo prometían obras sin sustento financiero y acumulaban deuda pública, la administración actual apuesta por un modelo que, según sus voceros, es eficiente, moderno y transparente. Las obras serán licitadas a nivel nacional e internacional, ejecutadas por empresas privadas, y su repago se realizará solo una vez que estén operativas. Esto asegura que los usuarios no pagarán por anticipado por obras inconclusas o demoradas.
Con esta decisión, el Gobierno busca romper con la lógica del gasto público ineficiente y, al mismo tiempo, resolver cuellos de botella estructurales en el sistema eléctrico nacional. La inclusión de la línea Santa Cruz – Tierra del Fuego en este paquete de obras representa un antes y un después para el desarrollo de la provincia. Por primera vez, el extremo sur del país dejará de depender exclusivamente de su sistema aislado y podrá integrarse plenamente a la red eléctrica nacional, garantizando mayor estabilidad y un suministro más confiable.
El legislador de La Libertad Avanza, Agustín Coto, celebró la iniciativa y destacó su impacto estratégico. “Esta obra es clave para garantizar un desarrollo energético sostenible en nuestra provincia, reducir costos logísticos y asegurar un suministro confiable para las familias y el sector productivo”, afirmó.
El plan contempla la incorporación de 5.610 kilómetros de nuevas líneas eléctricas, lo que representa un aumento del 38% sobre la red actual, y la construcción o ampliación de estaciones transformadoras de 500 kV. Se espera que estas obras no solo mejoren la calidad del servicio en todo el país, sino que también permitan una mayor estabilidad, menores pérdidas y una capacidad ampliada para integrar fuentes de energía renovable.
El Gobierno nacional insiste en que estas acciones demuestran que la transformación de la infraestructura es posible sin necesidad de aumentar impuestos o endeudar al país, requiriendo únicamente “decisión política, gestión eficiente y coraje para romper con el statu quo”.
