Es el décimo de los nervios craneales, a menudo llamado el “Nervio de la compasión”, porque cuando está activo, ayuda a crear las “ondas calurosas” que sentimos en nuestro pecho cuando nos dan un abrazo o nos conmueve algo…
En el año 1921 el fisiólogo alemán llamado Otto Loewi descubrió que la estimulación del nervio vago causaba una reducción de la frecuencia cardíaca mediante la liberación de una sustancia que él llamó “Vagusstoff” (en alemán “Sustancia vaga”). La “sustancia vaga” fue más tarde identificada como la acetilcolina y se convirtió en el primer neurotransmisor identificado por los científicos.
Vagusstuff es literalmente un tranquilizante natural que nos podemos auto administrar simplemente tomando algunas respiraciones profundas con exhalaciones largas.
¿Qué es el nervio vago?
La palabra vago significa “errante” en latín. El nervio vago es conocido como el nervio errante, ya que tiene varias ramas que divergen en dos tallos gruesos arraigados en el cerebelo y el tronco cerebral que vagan hacia las vísceras más bajas del abdomen tocando el corazón y la mayoría de los órganos más importantes en el camino.
El nervio vago está constantemente enviando información sensorial sobre el estado de los órganos al cerebro. De hecho, entre el 80 y el 90% de las fibras nerviosas del nervio vago se dedican a la comunicación del estado de las viseras al cerebro.
El nervio vago es un conjunto de nervios que se origina en la parte superior de la médula espinal. Éste activa diferentes órganos en todo el cuerpo (tales como el corazón, los pulmones, el hígado y los órganos digestivos). Cuando se activa, puede producir esa sensación de expansión caliente en el pecho, por ejemplo, cuando nos conmueve la bondad de alguien o cuando apreciamos una hermosa pieza de música.
El neurólogo Stephen W. Porges de la Universidad de Illinois, en Chicago, sostuvo, hace mucho tiempo, que el nervio vago es [el nervio de la compasión] (por supuesto, sirve para muchas otras funciones también). Hay varias razones que justifican esta afirmación. Se cree que el nervio vago estimula ciertos músculos en la cavidad vocal, permitiendo la comunicación. Reduce la frecuencia cardíaca. Ciencia muy nueva sugiere que puede estar estrechamente relacionado con las redes de receptores para la oxitocina, un neurotransmisor implicado en la confianza y el vínculo maternal.
Nuestra investigación y la de otros científicos sugieren que la activación del nervio vago se asocia con sentimientos de cuidado y de la intuición ética de que los seres humanos de diferentes grupos sociales (incluso contradictorios) comparten una humanidad común. Hemos encontrado que las personas que tienen alta activación del nervio vago en un estado de reposo son propensas a sentir emociones que promueven el altruismo, la compasión, la gratitud, el amor y la felicidad.
La psicóloga Nancy Eisenberg de la Universidad del Estado de Arizona ha encontrado que los niños con una línea de base de alta actividad en el nervio vago son más cooperativos y propensos a dar. Esta área de estudio es el comienzo de un nuevo y fascinante argumento sobre el altruismo: que una rama de nuestro sistema nervioso ha evolucionado para dar soporte a tal comportamiento.
Cuando alguien dice “… yo confío en mi instinto”, también podría decir “… yo confío en mi nervio vago” ya que los instintos son intuiciones emocionales transferidas al cerebro a través del nervio vago.
Como en todo circuito de retroalimentación mente-cuerpo los mensajes también viajan en sentido contrario, o sea, de la mente consciente a través del nervio vago hacia los órganos ya sea para indicarles que estamos en un momento de calma o en una situación de peligro, para preparar el cuerpo para una “lucha o huida”.
Nuestro sistema nervioso autónomo está compuesto de dos sistemas opuestos que crean un tira y afloja en nuestra mente. El sistema nervioso simpático está orientado a hundir el pie en el acelerador ya que se nutre de adrenalina y cortisol y es parte de la respuesta de lucha o huida. El sistema nervioso parasimpático es el polo opuesto. El nervio vago es el eje central del funcionamiento del sistema nervioso parasimpático. Este está orientado a reducir la velocidad y utiliza neurotransmisores como la acetilcolina para aminorar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y ayudar al corazón y órganos a ir más despacio.
La estimulación selectiva del nervio vago se emplea en algunos tratamientos médicos, por ejemplo, es asiduamente utilizado en personas que sufren depresión, también se aplica en algunos casos para tratar la epilepsia.
El estres y el nervio vago
Los niveles de hormonas del estrés de tu cuerpo son regulados por el sistema nervioso autónomo (SNA) [3]. El SNA tiene dos componentes que se balancean entre sí, el sistema nervioso simpático (SNS) y del sistema nervioso parasimpático (SPS).
El SNS aumenta la actividad del sistema nervioso. Nos ayuda a manejar lo que percibimos como emergencias y está a cargo de la respuesta de huir-luchar.
El SPS disminuye la actividad del sistema nervioso y nos ayuda a mantener la calma. Promueve la relajación, el descanso, el sueño y la somnolencia al desacelerar nuestro ritmo cardíaco, lo que disminuye la velocidad de nuestra respiración, contrae las pupilas de los ojos, aumenta la producción de saliva en la boca, y así sucesivamente.
El nervio vago es el nervio que proviene del cerebro y controla el sistema nervioso parasimpático, que controla tu respuesta de relajación. Y este sistema nervioso utiliza el neurotransmisor, la acetilcolina. Si tu cerebro no puede comunicarse con el diafragma a través de la liberación de acetilcolina desde el nervio vago (por ejemplo, afectada por la toxina botulínica), entonces dejarás de respirar y morirás.
La acetilcolina es responsable del aprendizaje y la memoria. También es calmante y relajante, es utilizada por el nervio vago para enviar mensajes de paz y relajación a todo el cuerpo. Una nueva investigación ha encontrado que la acetilcolina actúa como un freno importante para la inflamación en el cuerpo. En otras palabras, estimulando el nervio vago envías acetilcolina por todo el cuerpo, no solo relajándote, sino también apagando el fuego de la inflamación que se relaciona con los efectos negativos del estrés.
¿Cómo estimular el nervio vago?
Lo cierto es que existen varias formas de estimular el nervio vago, en esta oportunidad vamos a explicar la más fácil y utilizada que es una sencilla técnica de respiración:
Acostarse en una superficie cómoda, si tiene ropa justa, aflójesela.
Inspirar por la nariz profundamente con la sensación de llevar el aire a la parte más baja del vientre (respiración abdominal). Esta inspiración debe durar unos 4 o 5 segundos, mantenemos el aire en los pulmones durante unos seis segundos y lo expulsamos en una espiración que debe durar unos 4 o 5 segundos, pero al ir expulsando el aire debemos poner los labios como si estuviéramos soplando una vela, o sea, ligeramente contraídos.
Tanto la inspiración como la espiración deben ser lentas y profundas. Se puede hacer el tiempo que se desee, el mínimo ideal serían unos 7 u 8 minutos. En lo posible hacerlo todos los días.
En una situación estresante, por ejemplo, antes de un examen o entrevista laboral los resultados pueden ser sorprendentes.
La estimulación a largo plazo del nervio vago ayuda a regenerar algunos órganos, reduce la presión arterial, aumenta el espesor del cerebro, mejora la función inmunológica, armoniza el sistema nervioso, reduce la ansiedad, el estrés y la depresión, además de mejorar la frecuencia cardíaca.
Una nueva y emocionante investigación también ha vinculado el nervio vago a la mejora de la neurogénesis, el aumento de la producción de BDNF (el factor neurotrófico derivado del cerebro es como un fertilizante estupendo para las células de tu cerebro), la reparación del tejido cerebral y una verdadera regeneración en todo el cuerpo.
Salud, longevidad y envejecimiento
A medida que envejeces, tu sistema inmunológico produce más moléculas inflamatorias, y tu sistema nervioso activa la respuesta al estrés, promoviendo así un colapso del sistema y el envejecimiento. Esto no es hablar por hablar, está respaldado por estudios científicos. Por ejemplo, Kevin Tracey, director del Instituto Feinstein para la Investigación Médica, descubrió cómo el cerebro controla el sistema inmune a través de una conexión directa basada en los nervios. Él describe esto como el reflejo inflamatorio (i). En pocas palabras, es la forma en que el sistema inmune responde a la mente.
Tu sistema inmunológico es controlado por un nervio llamado nervio vago.
Pero éste no es cualquier nervio. Es el nervio más importante que viene desde el cerebro y viaja a todos los órganos principales. Y tú puedes activar este nervio – a través de la relajación, la meditación y otras prácticas antiguas, tales como el sistema de la Lengua de Luz maya, combinada con “técnicas de activación del nervio vago” dadas por el Grupo y Steve Rother, el nervio vago se puede activar y trabajar energéticamente a través de la geometría, la frecuencia, el color y la luz.
¿Cuál es el beneficio de esto? Pues bien, mediante la activación del nervio vago, tu puedes controlar tus células inmunes, reducir la inflamación e incluso prevenir la enfermedad y el envejecimiento!
Es cierto. Mediante la creación de estados cerebrales positivos – como maestros de meditación han hecho durante siglos – se puede activar el nervio vago y controlar la inflamación. En realidad puedes controlar la función de los genes por este método. Activa el nervio vago, y podrás encender los genes que ayudan a controlar la inflamación. La inflamación es uno de los factores centrales de la enfermedad y el envejecimiento.
Regeneración celular
Aún más fascinante fue el descubrimiento de que nuestro cuerpo se puede regenerar a cualquier edad. Diane Krause, MD, PhD, de la Universidad de Yale descubrió que nuestras propias células madre adultas innatas (células de nuestra médula ósea que pueden convertirse en cualquier célula en el cuerpo) pueden transformarse en las células del hígado, el intestino, los pulmones y la piel.
Este es un avance fenomenal. He aquí el por qué. Esto significa que tenemos el poder de crear nuevas células y renovar nuestros órganos y tejidos acualquier edad. ¿Y cómo se controlan estas células madre? Lo has adivinado: el nervio vago.
Por ejemplo, Theise et al. [5] han encontrado que las células madre están conectados directamente al nervio vago. La activación del nervio vago puede estimular a las células madre a producir nuevas células y reparar y reconstruir tus propios órganos.
Así que la relajación – un estado de calma, paz y tranquilidad – puede activar el nervio vago. Y el nervio vago, a su vez, activa las células madre para regenerar y renovar tus tejidos y órganos.