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DIA I

Tras 10 años de espera, comienza el juicio por el crimen de Mabel Almada

Una polémica prueba de ADN vincula al caso al único imputado: César Gangas. La investigación se demoró durante años justamente por los vaivenes judiciales derivados de esa pericia. La clave es un reloj encontrado en la escena del crimen, y que pertenecería al sospechoso.

Al final, el controversial caso llegó a juicio.
Al final, el controversial caso llegó a juicio.
Diez años después de cometido el crimen de la trabajadora sexual María Mabel Almada, un tribunal oral subrogante juzgará desde hoy a César Javier Gangas, el único sospechoso de haber perpetrado el homicidio y a quien vincula una polémica pericia de ADN.

Según publicó el Diario del Fin del Mundo, el juicio que comenzará hoy a las 9 en la sala de audiencias de Tribunales, en Monte Gallinero, pondrá a fin a una serie de controversias procesales que derivaron en la anulación de un procesamiento anterior contra Gangas, y que el Superior Tribunal revirtió apartando, además, a los jueces titulares del Tribunal Oral de Ushuaia.

Con ello, los tres magistrados que analizarán el caso serán la jueza Correccional, Felicitas Maiztegui Marcó, el juez de Ejecución Guillermo Jorge González y el juez de Primera Instancia de Familia y Minoridad N° 1, Alejandro Ferreto.

La clave del proceso es una prueba de ADN practicada a un reloj hallado cerca del lugar donde apareció el cadáver de Almada el 30 de agosto de 2004, frente a la ex planta CM y sobre la costa del Canal Beagle.

El estudio halló en la malla del reloj material genético compatible con Gangas, pero en febrero de 2012, el tribunal oral excluyó ese examen como prueba de cargo y anuló el procesamiento. La Fiscalía acudió en casación ante el STJ y logró un fallo que revirtió el anterior y ordenó llevar adelante el juicio con argumentos como que el tribunal había realizado una valoración anticipada de la prueba.

Los casi 30 testigos citados para las audiencias que empiezan hoy tendrán como partes a la defensa de Gangas, ejercida por el abogado Raúl Paderne, y al fiscal Daniel Curtale, quien acusa al enjuiciado de ser el autor de homicidio simple.

Todo por un reloj


La clave que podría reconstruir lo ocurrido con Mabel Almada es un reloj pulsera encontrado a 157 metros del cadáver semidesnudo de la víctima, próximo a las prendas de vestir (un pantalón, una campera, un buzo y una cinta) también pertenecientes a la mujer asesinada.

En diciembre de 2010, la Justicia dispuso peritar ese reloj que tenía la malla rota por forzamiento y el 3 de junio de 2011 se informó al juzgado de instrucción a cargo de la jueza María Cristina Barrionuevo que no se habían hallado “rastros de relevancia”.

Sin embargo, el 26 de junio de 2011, la Policía sugirió desarmar el reloj y efectuar un nuevo análisis. Así fue como apareció, en un eslabón de la malla y en el perno del reloj, material genético que presentaba un 99,99% de correspondencia con el de Gangas, quien además había tenido trato con la víctima.

Esa evidencia derivó luego, en el procesamiento y detención del sospechoso, medida que confirmó la Cámara de Apelaciones y que motivó la elevación de la causa al tribunal de juicio. La defensa de Gangas, ejercida por Paderne, volvió a cuestionar en esa instancia las conclusiones de la pericia.

La propia Cámara había admitido que el reloj fue manejado por distintas personas (un relojero que lo desarmó, personal policial y de Gendarmería) sin que se tomaran los recaudos para no contaminarlo, pero había sostenido que nada de eso explicaba la muestra de ADN del acusado.

Una posibilidad era que Gangas hubiese tocado el reloj en alguna de las declaraciones indagatorias que prestó en la Justicia, aunque los camaristas descartaron que ello hubiese sucedido, y confirmaron los elementos en los que se basó la jueza Barrionuevo para afirmar que el reloj era propiedad del imputado.

Lo cierto es que el Tribunal de Juicio agregó un nuevo elemento de valoración: la declaración prestada por el perito Gustavo Penacino, quien sostuvo que Gangas pudo haber contaminado con su ADN el reloj sin haberlo tocado en la indagatoria, simplemente por haber despedido una gota de saliva mientras hablaba.

“Si una persona habla y deja una gota de saliva sobre el elemento, vamos a encontrar su ADN en el elemento y puede ser que en mayor cantidad que de otra persona que sólo lo haya tocado”, concluyó el perito.

No obstante, el Superior Tribunal utilizó argumentos variados para concluir que el juicio a Gangas debe realizarse de todos modos. Por un lado apeló a doctrina del organismo para sostener que el tribunal de enjuiciamiento no puede revisar cuestiones ya resueltas por el juez de instrucción y la Cámara de Apelaciones. Y que en todo caso, los jueces deben “ponderar en conjunto las circunstancias que rodearon la producción de la pericia por medio de las reglas de la sana crítica (…) y en el momento de emitir una sentencia”.

“La normativa procesal no lo habilita (al tribunal) a examinar anticipadamente el valor probatorio que poseen los distintos elementos de prueba incorporados al proceso. Aun sin decirlo en forma expresa, así lo hizo al concluir que la pericia de ADN examinada fue determinante para la sujeción del imputado al proceso”, indica la resolución del Superior Tribunal.

Por otro lado, también sugiere que no se evaluaron otras posibilidades, como por ejemplo si gotas de saliva del imputado pueden haber penetrado hasta lugares de la malla del reloj que estaban ocultos cuando se le exhibió el objeto.

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