RIO GRANDE.- En el marco del Centenario de la ciudad de Río Grande, Tony Marquez, un vecino riograndense de nacimiento, cumplió 74 años y compartió algunas de sus vivencias y sus recuerdos de una ciudad que creció ante su propia mirada. Tony tiene 4 hijos, dos nietos y cuatro bisnietos
Al inicio e la charla, Marquez recordó muchas cosas de su niñez en esta ciudad. “La mayoría de los recuerdos que tengo son gratos. Hoy tenemos una ciudad hermosa pero nos costó lograr contar con la ciudad en la que vivimos”.
Tony recordó su primer hogar. “Yo vivía en lo que es el Banco Nación. Yo nací en el Hospital del BIM 5 en el año 1947 y mi papá era cadete en el Banco Nación. Ahí vivimos unos años. Luego nos fuimos a vivir a la calle Moyano al 400 y en ese lugar transcurrió mi niñez. En nuestra casa teníamos un patio grande que en verano se transformaba en una mini cancha de futbol y en invierno era una pista de patinaje”.
Educación y trabajo
“Yo hice el Jardín de Infantes en una casta que pertenecía al colegio María Auxiliadora y que aún se mantiene. Se encuentra por calle Perito Moreno. Luego mi colegio primario lo transcurrí en la Escuela 2. Intenté cursar el secundario pero no me gustó.
Mi primer trabajo fue de repartidor de diarios. En realidad repartía los pocos diarios que llegaban a la provincia, también trabajaba en algunos talleres y eran changas y yo lo tomo como la cultura del trabajo.
Luego de más grande, trabajé muchos años con un contador que estaba donde está Carrefour ahora. Luego me pasé al lado que era la agencia Chevrolet. Luego me fui a trabajar a Vialidad Nacional y luego a Vialidad Provincial hasta que me llegó la jubilación”.
Recuerdos
“Estoy convencido de que vivir en Río Grande era duro pero las que más lo sufrían eran las mujeres porque ellas hacían todo. Cocinaban todos los días y hacían además, el pan, lavaban la ropa a mano. Bañaban a los chicos en una tina o en un fuentón grande y no había calefacción. Además, hacían infinidad de cosas en la casa sin la ayuda de nadie ni de nada.
En cambio los hombres, solo se dedicaban a trabajar afuera. Sólo tenían la labor de levantarse muy temprano para encender el fuego para calefaccionar la casa”.
Recordó que cuando los chicos regresaban de la escuela, debían ir a buscar agua al aljibe que había frente a la casa. Luego los chicos debíamos picar la leña. Una vez terminado ese trabajo, recién nos dejaban salir a jugar.
Dijo que la leña la traían en unos camiones que dejaban los troncos en distintos sectores para las familias. Los más adinerados, podían comprar la leña cortada en tacos, pero sólo podían hacerlo unos pocos.
Baños
Con el tema de los baños, explicó que eran unas pequeñas construcciones que, en general se encontraban afuera, y en un sector alejado de la casa. En esos baños, siempre había una vela para iluminar. “Yo no recuerdo haber utilizado papel higiénico sino que usábamos papel de diario y en ocasiones, el papel en el que venían envueltas las manzanas”.
El comercio
“Yo soy un agradecido a “Tito” Ibarra que estaba frente a lo que es hoy Rayuela. Las familias iban con una libreta y comprábamos lo que necesitábamos y luego, a fin de mes había que pasar a pagar. También estaba el comercio “Estrella del Sur” que era de Gliubich que estaba en Rosales y Piedrabuena. Esos eran los comercios más grandes o los más conocidos”.
En tanto y en relación con el consumo de carne, “nos vendían lo que había. Uno iba a la carnicería y le daban la carne que había ese día y siempre era carne de capón, no se podía elegir. En cuanto a la carne vacuna, “la conocí de grande”.
La noche
Tony recordó que hace unos años, en Río Grande no había muchos lugares de distracción pero existía el Cine Roca. “Mucho tiempo pasábamos en el cine”.
Marquez se sorprendió al ver el crecimiento de la ciudad. “Nunca me imaginé que Río Grande creciera tan rápido, creo que ni el más visionario hubiese sabido que iba a ser así y yo lo vivó ya que recuerdo que vivíamos sin agua corriente, sin luz y sin otros servicios que hoy parecen cosa normal.
No había muchos lugares para distracción pero estaba un lugar que se llamaba Confitería Libertad y otro que funcionaba en la Hotel Ibarra. Sin embargo se utilizaban mucho las fiestas familiares.
Los primeros que comenzaron a quedarse a vivir en Río Grande eran los que venían a hacer el servicio militar al BIM5. Esos comenzaron a sacarnos las pocas chicas que había en Río Grande y si eras lento, te quedabas soltero”.
Un libro
Tony Márquez está escribiendo un libro en la que cuenta algunas anécdotas y está con ilustraciones propias. “Será un libro para compartir con los vecinos de la ciudad” y “espero tenerlo terminado antes de fin de año”.
Para finalizar, Tony Marquez habló de lo que le genera poder vivir el Centenario de Río Grande. “Me gusta cómo está Río Grande hoy”.