USHUAIA

LLEGAMOS LOLA

Desde Salta a Ushuaia en bicicleta junto a su mascota

El santiagueño Jorge Gómez (57 años) y el relato de su gran aventura con una compañera entrañable que le dio el camino. Su filosofía: "Que las excusas no sean más fuertes que tu sueño".

Sueño cumplido. Sábado 22 de enero. Jorge Gómez y Lola llegan a Ushuaia.
Sueño cumplido. Sábado 22 de enero. Jorge Gómez y Lola llegan a Ushuaia.

USHUAIA.- Aquella noche Jorge Gómez solo pudo dormir tres horas. A sus 57 años, con cuatro hijos y tres nietos, a este medallista panamericano de Taekwondo, personal trainer que entrenó entre otros a Mauro Viale y su hijo Jony, el sábado 22 de enero lo esperaban unos 100 kilómetros en bicicleta para unir Tolhuin con Ushuaia por la ruta 3 y terminar así en la capital de Tierra del Fuego un inolvidable viaje que había empezado el 2 de enero del 2021.

Jorge y Lola antes de salir de Tolhuin rumbo a Ushuaia. Foto: Jorge Gómez / Memoria de Bicicleta.

Ese día, hace un año, le dijo a Pachi su mujer, que empezaba una nueva aventura, le dio un beso y un abrazo en el departamento a dos cuadras del Congreso en Buenos Aires y partió. Le encaró hacia el norte, pasó por su Weisburd natal en Santiago del Estero y después enfiló hacia el oeste para bajar por la 40 desde La Quiaca.
 

Un año y 20 días después llevaba más de 13 mil kilómetros pedaleados y Google le informaba que había recorrido casi el 30 % de la circunferencia del planeta sobre ruedas. A pesar de ese enemigo tenaz que anuncia la polvareda, el viento. Con sol, con frío, con nieve, con lluvia, con ripio y piedras. Con una única certeza: “Para hacer esto tenés que ponerle el pecho y pedalear, hermano, tenés que pedalear. No hay otra».

Pero esa madrugada daba vueltas y vueltas: estaba a punto de cumplir su sueño, solo le faltaba ese tramo por la ruta 3 que sabía que lo exigiría al máximo. Ya no estaba solo: lo acompañaba Lola, esa entrañable compañera que se subió a la bici en Salta, con 45 días y 800 gramos, la cachorra que al principio asomaba la cabeza desde un bolso apoyado en el manubrio y en el fin del mundo desde el carrito que le construyó Jorge, con una tela como cobertor para protegerla del sol. Ya pesaba 20 kilos.
 

Con la lluvia se veía poco en la ruta 3, era peligroso y tuvo que tirarse a la banquina, pero ahí había barro y ripio, todo se hacía más lento y el riesgo de pinchar como tantas otras veces, más grande. Sentía cómo el agua se le metía entre la ropa, pero al menos podía moverse para entrar en calor. En cambio, Lola no podía así que le reforzó la cobertura del carrito para que no se mojara.

“Otro día hubiera buscado un lugar protegido para armar la carpa y esperar tranquilo que pasara el vendaval. Pero ese día no. Ese día quería llegar”, cuenta Jorge.

Y llegó. Lo esperaban Pachi y un grupo de amigos que le dio el camino, seguidores de sus andanzas por las redes. Apenas pasó las columnas del portal de Ushuaia, se tiró a un costado. «¡Vamos Jorge!», escuchaba entre aplausos.

Apoyó la cabeza en el manubrio. Y lloró. Lo abrazó fuerte Pachi y lloraron juntos. Con un par de ladridos Lola recordó que estaba ahí. “¡Llegamos Lola!” gritó Jorge y la alzó a upa para festejar. Ya eran cerca de las ocho de la noche, todavía había algo de luz natural, su sonrisa ya era enorme.

Sábado 22 de enero, 20 hs. La llegada a Ushuaia y el abrazo emocionado con Pachi mientas asoma Lola esperando su turno. Foto: Jorge Gómez / Memoria de  Desde el departamento donde pasa unos días con Pachi y Lola, comparte su estadía en el fin del mundo.


El cierre del relato: «Venía pensando en cómo festejar cuando llegáramos a Ushuaia. Pero la verdad es que cuando pasa se te caen lo calzones, hermano. Venís pedaleando en zig zag en la tormenta, con el agua que se te mete en la ropa y sabés que te esperan después de la última curva, te sentís como Diego en el 86, ‘dele maestro, toque el silbato, termine el partido’. Tenés hambre, tenés frío, estás cansado, pensás para qué me metí en esto. Y de repente pasás la última curva, encarás la recta, ves a tu mujer y a los amigos que te esperan. Y falta cada vez menos, hiciste como 13 mil km en un año y pico. Recorriste la Argentina. Y llegás. Entonces te olvidás del libreto. Tenés un nudo en la garganta. Es todo emocional. Por eso me tiré a un costado y lloré. Después de los abrazos, ya más tranquilo, me sacaron esta foto. Esa noche, este viaje, no me los olvido nunca más».
 

«Los sueños están para cumplirlos»: las palabras de su hija (Vane Gomez Schiaffino)

«Hablame de la emoción que siento al ver este video, de las lagrimas de felicidad, al verte llegar, con lluvia, tu bici cargada, el carro con Lolita. Los no se cuantos miles de kilómetros que llevas recorridos en este año y 20 días. Las lluvias, fríos, calor, cansancio, bajón… pero la satisfacción enorme por haber llegado a tu meta. Y ese abrazo hermoso con Pachi Dc que se banca todo y es lo mas compañera que existe.

El orgullo que siento de tener un padre como vos, creo que no se puede comprender.

Ahora quedan unos días para descansar, y disfrutar de esta aventura que va terminando. Yo, por mi parte, espero ansiosa el momento de volver a verte y abrazarte fuerte. Muchos creerán que estas loco, y si es cierto, sos el loco mas lindo que conocí en mi vida. ¡Te amo pa

Fuente de la Información: https://www.rionegro.com.ar/

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