Un equipo de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) puso en funcionamiento un servicio libre y gratuito para toda la comunidad, con el propósito de orientar a padres o docentes en la identificación de casos de elevada capacidad intelectual, ya que muchas veces se diagnostica déficit de atención o hiperactividad cuando los chicos se muestran dispersos e inquietos en la escuela o en sus hogares.
Un test validado científicamente indaga inteligencia general, verbal y no verbal. Luego, a los familiares, maestros o tutores de los niños se les brindan herramientas para que utilicen con los pequeños. “La escala que validamos en Córdoba es para chicos de cuatro a seis años y obtuvimos una altísima fiabilidad”, explica Paula Irueste, docente e investigadora de la Facultad de Psicología que impulsó esta iniciativa a través de una beca de posdoctorado de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SECyT) de la UNC.
Irueste viene investigando los casos de niños con Altas Capacidades Intelectuales (ACI) y superdotación hace cinco años. Realizó un estudio de campo entre 2011 y 2012 en escuelas de la ciudad de Córdoba y encontró muchos casos de relevancia. En una muestra de tan solo 40 alumnos que habían sido categorizados con déficit de atención, encontró niños con 118, 120 y hasta 130 puntos de coeficiente intelectual.
De acuerdo al puntaje que arroja el cuestionario, los casos son clasificados como baja inteligencia (por debajo del percentil 50); Inteligencia promedio (puntuaciones entre 50 y 70); Alta inteligencia (entre 70 y 90); y Superdotación, cuando la puntuación da mayor a 90 percentiles en todas o casi todas las áreas.
“Los test de inteligencia que se usan en Córdoba son adecuados, pero tienen un techo muy bajo para detectar altas capacidades”, señala Irueste. Y agrega: “Nuestro servicio apuesta a dar una opción a los padres y docentes para que ellos detecten los indicadores en los niños. Nosotros orientamos, asesoramos de manera libre y gratuita, no diagnosticamos ni tratamos. Es una prestación que no existe en la Argentina, por lo menos a nivel universitario”.
Y la científica advierte: “Que no se desarrolle adecuadamente el talento de un niño implica de por sí un pérdida. Pero el riesgo más grave es que sea patologizado, erróneamente diagnosticado, medicado y llevado a consultorios, visitando médicos”.
Hay una serie de indicadores que deben tener en cuenta los padres y educadores, porque se solapan con, por ejemplo, los que aparecen en lo casos de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Por ejemplo: exceso de energía, poco sueño, tendencia a interrumpir conversaciones o falta de atención frente a estímulos que no son de su interés.
Según la especialista de la UNC, las actitudes que caracterizan a los niños con altas capacidades intelectuales son la precocidad para hablar y escribir, así como el desarrollo de otras habilidades antes que el promedio de niños de su edad; un lenguaje fluido y avanzado para la edad; una sensibilidad especial ante cuestiones sociales, existenciales, filosóficas; liderazgo de grupo: los niños pueden tener una fuerte predisposición a ser líderes de grupo, aunque también se puede dar el caso contrario, de aislarse del resto; Disincronía. Desfasaje cronológico, intelectual y corporal que sucede cuando el niño manifiesta diferencias marcadas en todos los ámbitos respecto a niños de su edad, que lo llevan en ciertas ocasiones a interactuar con jóvenes más grandes.