RIO GRANDE.- Durante la jornada de este domingo, la tía y una abuela de una nena presuntamente abusada por su propio padre, accedieron a hablar con la prensa en la la previa del juicio en el que, por estas horas, ve a Claudio Guerrero Villarroel sentado en el banquillo de los acusados en un juicio que dio comienzo en la mañana de este lunes desde las 10:00. Esta persona está sindicada de ser protagonista de varios delitos de abuso además del abuso de su propia hija.
Cabe recordar que el acusado llegó Tribunales, manejando su propio auto ya que la Justicia provincial ordenó excarcelarlo según el oficio judicial firmado por la Dra. Natalia Ángela Buitrago quien, además de la liberación del detenido “bajo caución juratoria”, indicó que se le impongan normas de conducta. Esa orden judicial derivó en el traslado de Guerrero Villarroel a su domicilio del B° Aeropuerto, el mismo en el que fue detenido el 11 de agosto de 2019 luego de ser denunciado por varias mujeres.
En este marco, hoy pesa sobre el trabajador municipal una acusación de “abuso sexual simple reiterado en concurso real con exhibiciones obscenas reiteradas (7 hechos)”.
Entre otras cosas, se destaca que este juicio por abuso sexual con acceso carnal agravado y corrupción de menores, que tiene como presunta víctima a una niña de su propio núcleo familiar, debía llevarse adelante en abril pero se postergó por la situación que generó la pandemia.
Lo cierto es que previo al juicio, más precisamente en la jornada de este domingo, una de las tías de la víctima, accedió a contarle a la prensa detalle del calvario que debió vivir la nena (su sobrina) durante años.
Cabe recordar que cuando la historia comenzó, Villarroel ya se había separado de su mujer. Por ese entonces, la hija de ambos, alternaba convivencia tanto con la madre como con el padre quien está sindicado de abusar de ella. “Si bien mi sobrina vivía con él, mi hermana tenía los mismos derechos y llegó un momento en que, supuestamente, mi sobrina no quería ir más a la casa de mi hermana. Pasó un fin de semana, luego pasaron meses y años. Supuestamente la nena no quería ir más a la casa de mi hermana. Mi sobrina se lo decía a mi hermana por teléfono y obviamente lo tenía al lado a él (padre). Luego no la vimos más y perdimos el contacto. Luego me enteré a qué escuela secundaria iba mi sobrina yo la iba a ver en los recreos o en ocasiones la vía en la calle pero yo no podía ir a su casa”.
La tía manifestó que su sobrina estaba amenazada por su propio padre y bajo presuntas amenazas, “mi sobrina debía contarle a su padre cada vez que se encontraba con nosotros”.
En su relato, este familiar contó que “un día, me llegó un mensaje de texto en el que me pedía que no la vaya a molestar más a los recreos porque ella no quería verme a mí como tía y no quería ver a ninguno de nosotros como familia”.
Explicó que cuando la veía a escondidas, “la notaba calladita, de perfil muy bajo, y no me demostraba ningún sentimiento a pesar de que ninguno de nosotros tuvo problemas con ella”. A esta mujer esta situación le resultaba extraña ya que “ella fue nuestra primera sobrina, primera nieta y todos teníamos un amor incondicional con ella y no podía entender de que ella sea tan fría y que no me mire a la cara. Yo la abrazaba y la apretaba y ella no demostraba nada y nunca me dijo que le molestaba que la fuera a ver a la escuela”.
Recordó que cuando era niña, “era una nena risueña, divertida, alegre pero, de un día para el otro, y a medida que fue creciendo, en su etapa de adolescencia, comencé a verla así. Esto comenzó a cambiar cunado el padre comenzó a alejarla de nosotros”.
En su relato, esta tía reveló que “un día me llegó un mensaje de él que decía: “me dijo mi hija que no quiere que la vayas a ver más a los recreos de la escuela y que la dejes de molestar porque ella no quiere saber nada con Udes”. Sin embargo, cuando yo iba a ver a mi sobrina, ella me hablaba muy poco pero nunca me dijo que no quería verme, lo que me pareció raro y la última vez que la pude ver la noté mal y triste así que hablé con mi hermana (la mamá) y le conté. También le pedí que vea a su hija. Le conté que no la ví bien y le dije que vaya a verla para ver si notaba lo mismo que yo”.
En este marco, a la tía nunca se le ocurrió hablar con personal del colegio para contarles de que notaba que su sobrina no estaba bien. Sin embargo, “fuimos junto a mi hermana a hablar con la directora del establecimiento y ese directivo nos dijo que nunca había tenido el número de contacto para hablar con la mamá pero sabemos que ella tiene un legajo que indica que mi sobrina había protagonizado episodios de violencia donde había resultado golpeada y tenía marcas y que esto habría resultado en llamados de atención hacia el padre de mi sobrina”.
Un día, tanto la tía como la mamá de esta niña, le pidieron a la directora hablar con la nena durante 15 minutos. “En ese momento, mi sobrina rompió en llanto y nos dijo que se quería venir a vivir con nosotras. Le preguntamos qué quería y le aseguramos que nos contara lo que le pasaba y que no le pasaría nada malo. Le ofrecimos ir a la Comisaría y ella accedió. Esto sucedió en 2015, fue el momento en que la rescatamos del infierno en el que estaba viviendo”. Entre otras cosas, la mujer aseguró que, en esos tiempos, “él la llevaba y la traía del colegio y sabemos que en esos momentos, también abusaba de ella”.
La tía contó que cuando se encontraban haciendo la denuncia, apareció la actual pareja del presunto abusador, “que también es cómplice, e inmediatamente le quitó el celular a mi sobrina”.
En ese momento, “luego de la denuncia, el padre desapareció porque sabía que mi sobrina lo iba a delatar”.
Otros episodios intrafamiliares
La tía de la víctima, no dudó al recordar que “nosotros sabíamos que cuando vivían juntos, mi cuñado tenía episodios de violencia con mi hermana pero nunca me imaginé que llegara a hacer lo que hizo con su propia hija. Nunca se nos pasó por la cabeza de que mi cuñado podría abusar de mi sobrina, de mantenerla encerrada en su casa y de robarle su niñez y de hacer todo lo que hizo y hacer esas maldades delante de ella para que ella vea de lo que era capaz él, por eso ella hacía todo lo que el padre decía porque conocía de lo que era capaz”.
Reclamo a la justicia
La tía de esta nena, contó que “una vez mi sobrina debió ser internada en el Hospital Regional Río Grande y no sabemos por qué pero, lo que sí sabemos, es que la historia clínica de mi sobrina desapareció del archivo del hospital”. Por otra parte, “si los jueces y los fiscales hubiesen hecho algo a su debido tiempo, se podría haber evitado que decenas de chicas que tuvieran que sufrir que él las ande tocando”.
La familiar de una víctima de abuso explicó que “si luego del juicio lo dejan en libertad, continuará habiendo víctimas porque este psicópata no va a parar”.
Hoy, la nena que está alejada de su padre y presunto abusador, “es una nena feliz y está muy lejos de esa niña que vimos cuando la rescatamos esa vez en la escuela. Hoy es una nena alegre que participa de una iglesia y ahora puede obtener la paz que tiene ahora y es una nena maravillosa”.
La abuela
Otra de las mujeres que se animó a hablar con la prensa fue justamente la abuela de esta nena. “Pienso lo mismo que piensa la sociedad que es que este hombre debe pagar por lo que hizo y que se quede adentro y que no le den ni 8 o 10 años sino que deberían darle una pena de por vida pero sabemos que la justicia no es así. Esta persona es un psicópata”.
La mujer recordó que cuando este hombre salía con su hija, “una vez le quiso pegar acá en mi propia casa. Nosotros lo sacamos y luego vino y nos rompió todos los vidrios de la casa y del auto de mi marido e hizo un desastre. Toda la vida fue así. Es una persona muy vengativa y manipulador. Yo espero que la justicia le dé la condena máxima y con todo lo que hizo, esa persona no puede estar suelta ya que tiene muchas víctimas”.