PROVINCIALES

Jubilados denuncian: “Debemos eludir el tiempo y la impotencia diaria”

Juan Gómez, Patricia Blanco y Jorge Rodríguez firmaron una carta abierta a la comunidad donde expresan la actual situación que atraviesa el Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social. En la misiva, aseguran que “la pirámide de incumplimientos empieza allá arriba, donde se especula con que los que gritan en la calle, ‘son cuatro viejos locos’”.

Persisten las quejas de parte de jubilados del IPAUSS.
Persisten las quejas de parte de jubilados del IPAUSS.
Tres jubilados del Instituto Provincial Autárquico Unificado de Seguridad Social (IPAUSS) firmaron una carta abierta a la comunidad para expresar el malestar que les genera el actual estado del mega instituto y su proyección a futuro.

La misiva fue rubricada, con número de documento, por Juan Gómez, Patricia Blanco y Jorge Rodríguez. Bajo el título ‘Carta abierta de los jubilados (o un breve relato de la impotencia)’, plantean sus inquietudes.

A continuación delfuego noticias reproduce de forma íntegra la carta abierta a la comunidad que se publicó en el Diario del Fin del Mundo de Ushuaia.

Somos unos 5000. La gran mayoría útil, la minoría en un estado potencial de deterioro, y que a veces, no puede valerse por sí mismo. Más de 1000, o la quinta parte, o el 20 %, como guste entender, tienen (recurso de) amparo, una ‘inversión’ hecha con esfuerzo y hasta con desesperación, en algunos casos.

Siempre hay un hijo o un nieto que necesita ayuda, un amigo en las malas, un remedio que comprar, una deuda que honrar. El calendario corre para todo; para las cuotas de lo que sea, para las implacables e insensibles tarjetas que no cambian el vencimiento por propia decisión, para algún servicio, que fue ‘olvidado’ adrede… o para soportar una derivación que no debía haberse autorizado sin el respaldo suficiente.

Y también corre para que siga sin solucionar, el cumplimiento de los derechos adquiridos, sólo por haber trabajado… hoy, eso conforma un ser humano en estado jubilatorio. El ser humano en estado jubilatorio, no debe pasar incertidumbres, no debe pasar necesidades, no debe pensar en el calendario, que es tan intrascendente para algunos y tan lapidario para él.

El ser humano en estado jubilatorio, ya no tiene responsabilidades, pero ve, que quienes las tienen, no las cumplen, y las excusas salen de la manga para tirar la pelota al campo contrario, o esconderse detrás del implacable calendario.

El ser humano en estado jubilatorio sólo debe eludir el tiempo y la impotencia diaria, cueste lo que cueste, porque no puede tomar decisiones que no pueden salir de él, que no le competen, pero que no le permiten cumplir con compromisos adquiridos.

El ser humano en estado jubilatorio, con una ‘representatividad’ institucional en flagrante e indecente minoría, sólo tiene voz, por eso sólo puede gritar, pero muchos ‘están’ sordos. El ser humano en estado jubilatorio no tiene alternativas para conseguir más ingresos, está atado al número que le asignaron.

Es un ser humano a ser ‘soportado’, porque el sistema lo dice. Son sólo anónimos con un número para identificarlos de manera impersonal, como objetos, mes a mes. Un ser humano en estado jubilatorio, no debe rebajarse indignamente a pedir una limosna ante instituciones que lo debieran representar y darle seguridad, una posible fecha de cobro para ganarle al calendario, que ya se le viene encima.-

¿No estará pidiendo que le devuelvan la dignidad? El ser humano en estado jubilatorio, no tiene sindicato, no tiene representación significativa, no tiene orejas que lo escuchen, no tiene fuerza propia. Depende de la honestidad y de la sensibilidad de los que toman y firman decisiones.

Está solo (y no puede esperar). Cuando se fija una fecha y un corte de dinero, ese corte, ‘conforma’ a un 65% del padrón, que entonces, ya no reclama; y el 35% restante, también se ‘conforma’, porque puede esperar y (por lógica), ni piensa en reclamar.- Esto, es un cronograma de pago psicológicamente perfecto y devastador.

Y nuevamente se evade la responsabilidad constitucional de cumplir en tiempo y forma, logrando que el 100 % del padrón, ya no reclame nada, al menos, por 30 días más. La pirámide de incumplimientos termina indefectiblemente en el ser humano en estado jubilatorio, y éste no entiende porque su estado, que deviene de la palabra jubileo, no logra alcanzar mínimamente ese estado de júbilo, de alegría.

La pirámide de incumplimientos empieza allá arriba, donde se especula con que los que gritan en la calle, “son cuatro viejos locos”, y no hacen mella en los responsables de ‘devolver’ lo que les descontaron, cuando eran incondicionales aportantes.

Hoy, son incondicionalmente ‘soportantes’, pero de la desidia, de la insensibilidad y de la absoluta falta de respeto y sentido común para, al menos, intentar solucionar las necesidades de esos “cuatro viejos locos”, más de 5000, por si no quedó claro. Y cada día, serán más (o menos).

Los seres humanos en estado jubilatorio, están solos. Y están dolidos por las mentiras, y decepcionados por las promesas no cumplidas y fundamentalmente, hartos… pero no resignados. Y ese ser humano en estado jubilatorio, seguirá reclamando como sea lo que le corresponde, aunque los sigan tratando como ‘cuatro viejos locos’.

¿Compartís la nota?