BGH SA manufacturó bienes de electrónica por casi 40 años en Río Grande, Tierra del Fuego, hasta que Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada.
Con el líder de Cambiemos llegó un giro en la política comercial. Mayor apertura económica, eliminación de ciertas restricciones a la importación y reducción de tarifas para algunos productos extranjeros. Todas medidas que el Gobierno dice son necesarias para impulsar el comercio y reducir los precios al consumidor.
Eso, sumado a que los recortes de subsidios a la electricidad y gas para hogares golpeó la venta de electrodomésticos, hizo que el impacto se sintiera en la provincia.
En medio de una profunda recesión, el año pasado se perdieron 6.000 puestos de trabajo, una caída del 13%, la más pronunciada para cualquier distrito.
La producción se desplomó en muchas fábricas de la zona, incluyendo BGH. La empresa argentina pasó a tener una sola línea de ensamblado de decodificadores para televisión digital, desde las cinco que tenía hace unos años.
Como otras docenas de fábricas que se radicaron en esa provincia, BGH debe su supervivencia durante década a la intervención gubernamental. Exenciones tributarias especiales y altas barreras al comercio convirtieron este lugar del "fin del mundo" en origen del 90% de los equipos de aire acondicionado, teléfonos celulares, televisores y microondas que se venden en Argentina.
Los problemas de la compañía resuenan en el resto del sector industrial, donde el empleo se redujo un 4,6% a nivel nacional -58.000 puestos de trabajo- entre noviembre del 2015 y mayo del 2017, de acuerdo con la consultora Elypsis.
"El Gobierno cambió reglas de juego", dijo Diego Teubal, director ejecutivo de BGH Consumer a Reuters.
Incentivados por protecciones comerciales bajo el gobierno de la expresidenta Cristina Kirchner, BGH invirtió millones en equipos nuevos y duplicó la cantidad de puestos de trabajo en Río Grande a casi 2.600 personas.
Con Macri, la firma recortó ese número a 1.000 y comenzó a importar electrónica de China.
"La verdad, siempre uno tiene al fondo de su cerebro el tema de que en algún momento esto puede cambiar", dijo Teubal.
"Hecho en Tierra del Fuego", una etiqueta cara
Para atraer obreros a la remota región, los salarios en las fábricas locales son tres veces más altos que el promedio de Argentina.
Los costos de transporte son exorbitantes. Piezas hechas en el exterior aterrizan en Buenos Aires, donde son cargadas en camiones para un viaje de 1.900 kilómetros hacia el sur. Una vez ensamblados, los bienes terminados vuelven por el mismo camino.
El resultado es que los argentinos pagan mucho por casi cualquier cosa que compran. Un teléfono Samsung Galaxy S8 hecho en Tierra del Fuego se vende a u$s1.215, más del doble del precio al consumidor en Estados Unidos.
"No creo que tenga mucho futuro", dijo Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis, sobre la industria de electrónica de la provincia. "Están desarmándose industrias que estaban completamente protegidas".
"Ushuaia era una ciudad con poco desempleo. Una ciudad de oportunidades donde muchísimas personas de distintos lugares de la Argentina se acercaban justamente por la posibilidad de un empleo, y un empleo bien remunerado", dijo Malena Teszkiewicz, secretaria de Políticas Sociales, Sanitarias y Derechos Humanos de la ciudad. "Esa es la situación que empezamos a percibir que se modifica", señaló a la agencia internacional.
Aún no se sabe cuánto tiempo pueden seguir funcionando las fábricas de Tierra del Fuego. Sus exenciones especiales de impuestos expiran en el 2023.
Mientras tanto, el sector de electrónica de Tierra del Fuego está negociando con el gobierno y gremios para bajar los costos laborales, dijo Federico Hellemeyer, presidente de una asociación que agrupa a los fabricantes de electrónica de la provincia.
"La idea es que los trabajadores estén contentos, y que estén bien pagos, pero también que la industria sea competitiva", concluyó.
FUENTE: Iprofesional.com